Pop Filter

Si no me falla la memoria, cosa que tampoco me extrañaría, hablé en el blog de Pop Filter cuando salió su anterior trabajo, Banksia, allá por 2020. La banda de Melbourne comparte miembros con The Ocean Party, otro de esos grupos que me encantan, y por eso, era sencillo conocerles y poder seguirles la pista.

De hecho, entre ambos proyectos y los discos en solitario de Lachlan Denton, es normal que encontremos estos intervalos de 2 o 3 años sin salir nuevas canciones. Todos los proyectos se van cruzando. Eso sí, lo que comparten todos, es un gusto exquisito por el indie-pop.

El próximo mes de diciembre Pop Filter va a editar CONO, su próximo álbum del que ya conocemos dos cortes. Heaven sent era un pop más alegre que recordaba a grupos como The Wave Pictures, mientras que en la maravillosa Fighting Spirit, el piano introduce un pop elegante y clásico donde Pop Filter se sienten más que cómodos y que me ha traído a la cabeza las bonitas y pausadas canciones de Woods.

En diciembre tendremos que escuchar el disco completo, porque Pop Filter nunca defraudan.

The Wind Ups

La casualidad me ha llevado a conocer a The Wind Ups y menos mal. Me los he guardado para el viernes, porque es viernes y este día se merece algo tan punki como esta banda de Sacramento, California.

El caso es que comparten sello, Mt. St. Mnt. con seablite, lo que ha hecho que me llegue el aviso de este lanzamiento completamente desconocido para mí. Resulta que Happy Like This es su segundo álbum y, por lo visto, sigue la misma línea que el primero: punk, ruidoso, rápido, urgente, afilado pero, eso sí, con alma pop. Algo así como un disco de Ramones grabado en directo. Eso se ve claramente en la tremenda Nothing but time.

En realidad, cortes como Starting to Lose Ya, You're not that cool o Dumb son también de esos sucios y ruidosos que van a toda leche y agradece mucho este punk tan directo. Aunque también cuando pisan el freno un poco, en Standing on your own o Jonathan says por ejemplo,  me recuerdan a la banda de New York u otros grupos como The Damned.

Eso sí, cuando el punk y el pop unen fuerzas es cuando mejor están. My Rene, Tell me again (how pretty I am) o Oh I Know, sobre todo esta última que es lo mejor de este disco, son una auténtica maravilla y tienen ese toque surf, como unos The Queers canallas o ese recuerdo a grupos como Marvelous Darlings o Terry Malts.

El cantante Jake Sprecher lo hace casi todo, compone, escribe, graba y produce, así que en esa libertad creativa e independencia absoluta el grupo se mueve como pez en el agua. De hecho, casi todo se graba para cintas de casette, lo que explica ese sonido sucio, casero y tan divertido. Sin duda alguna, les sienta genial. Ojalá The Wind Ups sigan siempre así.

The Umbrellas

En 2021, uno de los mejores discos del año, sin duda, fue el de The Umbrellas. La banda de la bahía de San Francisco nos dejó un álbum debut plagado de canciones indie-pop, punteos jangle pero también sonidos sucios y psicodélicos al más puro estilo brit-pop. Y, en esa mezcla, encontraron un sonido único y muy pegadizo. Algo así como juntar a The Pastels con Veronica Falls y The Aislers Set.

El año pasado sacaron un single, Write it in the sky, que fue otra pequeña maravilla y que nos iba abriendo boca para lo que será su, esperado, segundo elepé. De hecho, este próximo año, de nuevo con Slumberland, sale en enero Fairweather Friend.

Y, de momento, ya nos adelantan ese genial sencillo que es Three Cheers!, donde la base rítmica es potente al más puro estilo The Wedding Present pero la melodía, las guitarras y los coros nos recuerdan a grupos como Tiger Trap o Heavenly. Toda una delicia de canción que acaba por todo lo alto con un teclado new wave, redobles de batería y una guitarra afilada bien sucia que se va mezclando con coros indie-pop.

Desde ya, tengo muchísimas ganas de escuchar el disco completo de The Umbrellas que será un soplo de aire fresco para el largo invierno.

Marcelo Criminal

En apenas 42 minutos, Marcelo Criminal nos deja 22 canciones en el maravilloso La última casa de apuestas. Sinceramente, es un disco que me está encantando, y cada vez más, cuanto más lo escucho. En realidad, es el Marcelo de siempre que nos canta sobre la vida. Sobre su día a día más sencillo. Y esa vida, a veces, es la más interesante porque un poco nos identificamos con ella. Porque podría ser la tuya o la de tu vecina.

Aunque la mayoría de cortes son, como casi siempre, cortos y directos. En este álbum, Marcelo Criminal, juega un poco con su sonido. Por supuesto, la guitarra sigue siendo la protagonista y canciones como Lotería y apuestas del Estado, Nueva Sinceridad, la genial Café de Máquina que, precisamente dedica a la Biblioteca Nebrija que da nombre a este blog (y que será nuestro nuevo himno oficial), Canción para llorar o El Corte Inglés nos siguen recordando a autores como Daniel Johnston y la sencillez de un indie-pop cotidiano y visceral.

Eso sí, aunque siempre han estado ahí, los teclados ganan algo de protagonismo en este disco. Desde las más oscuras Pudo ser campeón mundial de sudokus, Renovarse o Morir y Cómo negociar en Qatar, que me han recordado a los últimos trabajos de Él Mató a Un Policía Motorizado, hasta las más luminosas, Me quedé encerrado (en el baño del psicoanalista), Himno de la Av. Juan Carlos I, Otra noche más o Qué hacemos luego, aunque sus letras sean de todo menos alegres.

Cuando las guitarras eléctricas, la ironía y los coros se funden llegan los momentos estelares de este disco. Miedo a salir de noche es, desde ya, una de las canciones del año y, junto a Bromazepan, nos dejan los momentos más Comet Gain de este trabajo. Entre los grandes éxitos de este disco también encontramos la colaboración con Nacho Vegas, El día que murió Pedro Sánchez, y que suena tanto al asturiano.

Ya os podéis imaginar que en veintidós canciones hay un poco de todo pero, siempre sonando a Marcelo Criminal, a pop cotidiano, sencillo con canciones que le salen de dentro. Una maravilla que, en realidad, se suma a sus trabajos anteriores que también son de lo más interesante.

Ducks Ltd.

No es la primera vez que comento lo muchísimo que me gustan Ducks Ltd. De hecho, de la escena indie-pop canadiense quizás, junto a Alvvays, me parecen lo más interesante y ojalá les pudiera ver en directo en algún concierto.

Sus álbumes han sido toda una maravilla repleta de guitarras jangle y ritmos acelerados cercanos al C86. Los primeros REM, The Feelies o bandas como The Wedding Present te vendrán a la memoria con sus canciones.

Eso sí, últimamente han ido sacando varias colaboraciones y versiones en formato single digital y, la verdad, es que todas han sonado genia: Head on de The Jesus & Mary Chain, In between days de The Cure e Invitation de The Feelies. La verdad es que demuestran que tienen una amplia cultura musical y que ponen sus ojos en grupos y canciones increíblemente buenas.

Ayer lanzaron un single propio, The Main Thing, que es otra buena muestra de su gran estado de forma compositivo. Colabora de nuevo Julia Steiner de los maravillosos Ratboys, Jason Balla del también genial grupo Dehd y, por último, Margaret McCarthy de Moontype (el único grupo que no conozco). La canción habla de ir creciendo e ir distanciándote de personas con las que has tenido gran amistad, así que los de Toronto se meten en temas personales pero no se dan a la melancolía si no que nos dejan una buena muestra de punteos jangle al más puro estilo The Laughing Chimes.

Lo dicho, ojalá Ducks Ltd. pronto se pasen por España y les podamos tener en directo.

The Reds, Pinks & Purples

Dos o tres veces al año comento los trabajos de Glenn Donaldson y sus The Reds, Pinks & Purples que, básicamente, es él solo porque lo hace prácticamente todo. Su espíritu DIY le lleva a componer desde la bahía de San Francisco un buen puñado de canciones al año. La mayoría ya las quisieran hacer algunos músicos. Eso sí, no se guarda casi nada. Al cabo del año, acaba subiendo a sus redes sociales, youtube, bandcamp o similares, 3 o 4 singles digitales sueltos, 1 o 2 EPs con varias canciones e incluso un par de discos al año.

Con esa capacidad creativa, cualquier productor le frenaría los pies, seleccionaría lo mejor de lo mejor y le lanzaría un disco al año bien distribuido. Se haría famoso. Sería un éxito. La melancolía de The Cure pero en el siglo XXI. Yo, sinceramente, me alegraría por él. Pero tiene toda la pinta que ese rollo no le gusta y él está cómodo con su forma de hacer las cosas de manera independiente, con calma, al ritmo que le marca su cabeza, su cuerpo o la vida que llevamos. Yo lo celebro porque así, los que adoramos su música, tenemos nuestra dosis de The Reds, Pinks & Purples cada poco tiempo.

Murder, Oral Sex & Cigarettes es su último EP. Y es otra maravilla. En solo 6 canciones nos deja un poco de todo. Desde esas baladas lentas como A Figure on the Stairs y Use this song if you need one, con guitarras acústicas, o la preciosa Late to the Party, donde el protagonista es el piano y donde nos deja, en mi opinión, lo mejor de este trabajo. También destacan esas canciones de indie-pop elegante que se ven ensuciadas de fondo por guitarras sucias y riffs afilados. Ahí tenemos su sello personal y lo podemos escuchar claramente en, la genial, Murder, Oral Sex & Cigarettes o en Creature Heroes.

No sé si alguna vez se parará esta capacidad de crear grandes canciones, de lo que estoy bastante seguro es que será casi imposible poder recopilar las mejores en un disco que no sea una caja de 5 cds.

Lightheaded

Hace unas semanas, al poco de volver de vacaciones, ya compartí el primer adelanto del debut de Lightheaded. Es una de las novedades de Slumberland para 2024 (sacarán un álbum completo) aunque ahora lo que nos dejan es un EP con cinco canciones para ir abriendo boca: Good Good Great!

El grupo de New Jersey tiene una buena base de cultura pop. De eso no hay duda. En la apertura Mercury Girl, que fue la que ya comenté hace un mes, o en la preciosa Orange Creamsicle Head, su sonido se acerca a las girl bands de los 60 y al sonido de Phil Spector, eso sí pasado por un filtro muy actual que recuerda a grupos que usan que han usado el pop-folk, como Sambassadeur, la psicodelia, como La Luz, el indie-pop, como Massage o esas guitarras que recuerdan a The Go-Betweens. 

Los 60 de Detroit, los 80 australianos, los escandinavos 90 y el indie-pop de la bahía de California de los 2000 todo en uno.

El tercer corte, The Garden, es otro de los puntos fuertes de este álbum. Es una canción donde se van directos al jangle-pop de los 70 y grupos como The Byrds. Ahí les sale un tema absolutamente sobresaliente.

En Patti Girl nos dejan su mejor versión, y eso que Mercury Girl o The Garden son una absoluta delicia. Pero, en esta ocasión mezclan a la perfección el soul sixties de bandas como The Shangri-Las o The Crystals con el indie-pop escocés noventero de grupos como Belle & Sebastian o Camera Obscura.

Lightheaded cierran este maravilloso EP, que irá directo a lo mejor del año por derecho propio, con una balada soul dulce y melódica, Love is Overrated, donde ese sonido Phil Spector vuelve a salir a relucir en toda su grandeza 60 años después.

No sé cuál será la idea del álbum debut que saldrá a comienzos de 2024, no sé si estas canciones estarán ahí incluidas, pero lo que es seguro es que es una de las bandas a seguir el próximo año y que sus canciones son pura fantasía.

Sufjan Stevens

Quizás, el nuevo disco de Sufjan Stevens, Javelin, vaya a ser uno de los trabajos más destacados a final de año por muchas revistas y listas. La verdad es que bien se lo ha ganado el artista ahora afincado en Nueva York. Y no era fácil porque su propio listón está muy alto.

Su sonido, entre el folk, el pop lo-fi y la electrónica le acerca a bandas como Mazzy Star, Beach House o Big Thief. Así todo junto. Pero lo más importante es que siempre suena a él mismo y eso, pocos artistas, lo consiguen.

Estamos acostumbrados a Sufjan Stevens publique álbumes conceptuales. Alguna idea o recuerdo que tenga en mente, a veces, genera todo un torrente creativo que hace que las canciones tengan sentido cuando se juntan en un único trabajo. Es también el caso de Javelin, que Sufjan Stevens dedica al recuerdo de su pareja Evans Richardson que falleció el pasado mes de abril. En ese sentido, el folk pausado y las letras sobre la vida, la pareja o el amor cobran una nueva dimensión. De hecho, tras varios coqueteos con la electrónica, como The Ascension en 2020, este es el álbum que más recuerda al maravilloso Carrie & Lowell de 2015.

Aunque empieza esquivo con Goodbay Evergreen y A running start, bien pronto nos llegan los cortes más destacados. 

En este disco, Sufjan Stevens toca todos los instrumentos, menos una guitarra que hace Bryce Dessner de The National y los coros que acompañan todas las canciones. Así se asegura que sale el sonido exacto que él quiere.

Su voz susurrante, los coros épicos y las guitarras acústicas son parte importante en estas composiciones. Así encontramos Javelin (To have and hold), Genuflecting Ghost, la preciosa So you are tired o My red little fox. Eso sí, el punto álgido de este trabajo llega con el single que ya adelantó: Will anybody ever love me? Que quizás sea una de las mejores canciones que nunca ha publicado, y mira que ha sacado buenas canciones.

Es un álbum perfecto para el otoño que llega (cuando llegue), para los días de calma y lectura. Teniendo en cuenta el artista, su sonido y el tema que lo mueve todo, no podría ser de otro modo. Y le ha vuelto a salir un disco de enorme talento y calidad al bueno de Sufjan Stevens quien, probablemente, vea cortada su carrera a corto plazo ya que se enfrenta a un síndrome inmunodeficitario que le hace perder sensibilidad en las manos y otras partes de su cuerpo, por lo que seguramente se concentre en el tratamiento por un periodo de tiempo. Ojalá le vaya bien y pronto lo tengamos de vuelta con nuevas canciones.

Mujeres

En apenas un mes tendremos, de nuevo, la oportunidad de ver a Mujeres en Murcia. Y yo ya tengo ganas. Siempre ha sido un grupo que he seguido y su punk, su pop y sus aires surf son una maravilla, tanto el disco, como en directo. No es por nada en especial, pero los conocí cuando cantaban en inglés y, pocas veces, se puede decir que el cambio al castellano les vino genial, calmó su sonido y les hizo poder transmitir muchísimo más con las letras. Desde entonces, han ido sacando grandes álbumes uno tras otro. Y este Desde Flores y Entrañas de 2023 no iba a ser menos.

Bien es cierto que es un disco largo, diecisiete cortes, para lo que estábamos acostumbrados en Siento Muerte o Un sentimiento importante, y eso igual lo hace un poco menos accesible para el gran público. Tampoco creo que importe mucho porque, a estas alturas, los seguidores de Mujeres estamos ya dentro de la secta y no hay vuelta atrás.

En este trabajo encontramos a los Mujeres de siempre haciendo lo que mejor se les da: dar buenos guitarrazos punkis y cantar a lo desgraciados que somos (la gran mayoría de nosotros). Es imposible no sentirse identificado.

Ahí encontramos algunas de sus mejores canciones. Las Victorias y derrotas, Si piensas en mí o Cuando lágrimas arden, son de esas que comienzan lentas y que, de repente, explotan en guitarras veloces y melodías punk. Muy estilo Mujeres.

Hay otros cortes donde van directos al grano, como las punkis La emoción y los sentidos y Se contempla una opción, o la más guitarrera Estallido sin cambios donde las guitarras rugen y se quedan estáticas al más puro estilo The Jesus & Mary Chain.

Eso sí, cuando pisan el freno nos siguen dejando momentos mágicos, donde el pop y los sonidos de los 70 aparecen en todo su esplendor. Así, podemos disfrutar de una de sus mejores canciones: Diciendo que me quieres. Fue el primer single que adelantaron de este trabajo y donde encontramos ecos del pop de los 60 y los 70 de bandas como Simon & Garfunkel, The Byrds o Juan y Junior. Una obra maestra que me ha recordado un poco a ese Perros y gatos que sacaron Airbag en su último trabajo. Algo similar ocurre con Como una bendición, Temporal Sentimental o, la maravillosa Una pasión concreta donde destaca ese teclado pop tan genial.

Desde Flores y Entrañas vuelve a ser un trabajo sobresaliente de Mujeres. Un espacio donde los de Barcelona pueden dar rienda suelta a todos los sonidos que llevan dentro y que, a los que somos sus seguidores, solo nos puede encantar. Ya estoy deseando que llegue su concierto y pillarme el disco en vinilo.

The Popguns

Por fin viernes!!! Y la semana que viene ya tenemos el primer festivo del curso (primera meta volante a la vista). Y, en estas fechas, ya sabéis que los lanzamientos de los viernes son numerosos. Así, sin ir más lejos, hoy hay disco nuevo de Mujeres y de Sufjan Stevens que a ver si me da tiempo entre clases a poder escucharlos.

Pero antes, vengo con este EP de The Popguns. La banda de Brighton es todo un clásico del indie-pop británico de finales de los 80 y principios de los 90. De hecho, estuvieron presentes en la C88 de NME sin ir más lejos, donde compartían espacio con gente como The Stone Roses, The House of Love, The Flatmates o Wood-Be-Goods, que son una de las confirmaciones de la fiesta presentación del Madrid Popfest del próximo año.

Es cierto que The Popguns no se prodigan mucho. Hay también proyectos paralelos como The Perfect English Weather que requieren su tiempo. Pero la banda liderada por Wendy Morgan siempre nos dejan un hilo del que tirar. Y es que, tras ese maravilloso Pop Fiction de 2014, solo hemos tenido Sugar Kisses de 2017 como continuación. Desde entonces, solo nos han ido dejando un par de EPs y singles sueltos como colaboración con alguna asociación benéfica o causa social.

Hoy sale Popism, el último EP que editan con 4 canciones. Pero es tan sobresaliente que he querido comentarlo en el blog. Ceasar y Red Cocoon representan fielmente ese espíritu indie-pop que es el corazón de la banda. Las dos son geniales. Mientras que Dirty London y, sobre todo, Indie Rock Goddess nos muestran su línea más guitarrera y C88.

El equilibrio perfecto para el sonido de The Popguns. Y, ojalá, que dentro de poco podamos disfrutar de otro álbum de la banda de Brighton.

seablite

En los últimos años, la bahía de San Francisco está viviendo una gran eclosión de bandas de indie-pop de lo más interesante. La verdad es que me da bastante envidia (de la buena) que todas las semanas puedan ver en directo a bandas como Chime School, The Reds, Pinks & Purples, The Umbrellas o seablite. Y de seablite vengo a hablar hoy. 

Porque el pasado viernes sacaron su nuevo álbum, Lemon Lights y creo que va a ir directo al pódium de lo mejor del año porque es un álbum muy bueno.

En los anteriores trabajos de seablite ya he hablado de esa perfecta fusión entre el indie-pop, el shoegaze y las atmósferas dream-pop. Quizás, sean en la actualidad, la banda que mejor aúna este sonido. Y una buena prueba la encontramos en esos cortes más calmados y oscuros, como Drop of Kerosene u Orbiting my Sleep, que tienen ese aire dreamy pero donde las guitarras también pueden rugir en el momento justo.

Sin embargo, la línea del shoegaze y el pop es lo que más y mejor encontramos en este disco. Cuando seablite ponen la mirilla en sonidos shoegaze y noise suenan increíble. Compactas y contundentes pero siempre melódicas. Ahí tenemos auténticos pepinazos como Melancholy Molly (ese inicio con el bajo que tanto me ha recordado a Las Robertas) o cortes como Pot of Boiling Water, Blink Each Day, Frozen Strawberries o Hold my Kite donde las guitarras y las melodías crean composiciones maravillosas que nos traen a la cabeza lo mejor de grupos como Ride, Felt o Slowdive.

Eso sí, en este álbum, también encontramos momentos donde las melodías indie-pop ganan la partida a las guitarras pesada. En realidad, para mí, es cuando más destacan seablite. La canción que abre el disco, Smudge was a Fly es un buen ejemplo. Pero, también tenemos ahí la tranquila Faded, la maravillosa Hit the Wall (quizás lo mejor de este trabajo), la pop Laughing Sounds con sus coros o la genial Monochrome Rainbow.

Sinceramente, junto al disco de The Tubs (que salió allá por febrero) este Lemon Lights de seablite se va a convertir en lo mejor de este año. No falla ni una canción y es absolutamente perfecto. Perfecto.

The Small Intestines

The Small Intestines son una banda de indie-pop que llega de Melbourne. Es su primera vez en este blog, pero no es del todo cierto ya que en realidad está formada por ex-miembros de esa gran banda australiana que era Chook Race y que hace unos años nos dejaron algunos de los trabajos más interesantes de las antípodas.

Ahora, editan con Meritorio Records su álbum debut, Hide in Time, que es una preciosa colección de canciones indie-pop  y guitarras cristalinas. You make me feel, Horse Riding, The Chimes of love o Stop Pretending bien podrían pasar por cortes de su anterior banda o de otras igual de interesantes como fueron Twerps o The Goon Sax. Todas ellas bebiendo, está claro, de las fuentes Flying Nun como The Bats o The Clean.

Sin embargo, en estas 12 canciones encontramos mucho más. Las guitarras jangle de los primeros The Go-Betweens suenan genial en esa Drinking Port. O las guitarras más ásperas y duras que aparecen en las geniales L.O.V.E Love o It's gonna rain que bien recuerdan a The Velvet Underground o al Transformer de Lou Reed.

Está claro que The Small Intestines tienen claro el camino del pop y les salen canciones bien interesantes. Eso sí, cuando sus guitarras rugen un poco y se ponen un poco punkis llega lo mejor de este trabajo, en mi humilde opinión. Ahí tenemos Stripped Away u Old Town donde se acercan al punk 77 de bandas como Television Personalities. 

Este álbum es una auténtica maravilla. Una montaña rusa de sonidos pop y guitarras alegres que te va a alegrar el día, aunque hoy sea lunes.