El inicio de álbum de Disq era casi premonitorio de lo que iba a ser nuestras vidas en esta época de pandemia y cuarentena (en mi caso ya, 18 días): This is my daily routine, spend my hours on computer screen ... y, la verdad, es que está siendo uno de los discos que más he escuchado en este aislamiento.
Disq es un quinteto muy joven que llega desde Madison, Wisconsin. Pero, en realidad, sus influencias os van a ser muy familiares ya que Collector, que así se llama este trabajo, tira de la música independiente americana de los 90 y las primeras décadas de este siglo. Eso sí, es un pequeño popurrí donde le dan a casi todos los palos, a veces con mayor acierto, a veces con menor, pero demostrando gran personalidad.
De entrada Daily Routine nos llevan hacia los Disq más divertidos, esos que ponen sus ojos en bandas como Parquet Courts o las guitarras de Pavement. Estas influencias son lo mejor del trabajo y también están presentes en temazos como Gentle y la final Drum in, que son dos de los mejores cortes de este álbum.
Pero, como ya he dicho, hay mucho eclecticismo en este trabajo, que ayuda a que no se haga nada aburrido aunque, en ocasiones, te deja algo descolocado como en ese instrumental que tira de kraut-rock y sintetizadores: Fun Song 4.
Desde luego no esconden que lo que más les tira son los guitarrazos crudos y ahí se puede notar la influencia de grupos como Pixies (a mí me ha recordado bastante a los últimos trabajos de los de Boston) en temas como Konichiwa Internet o de grupos como Built to Spill en la guitarrera I'm really trying o en la perezosa I wanna die.
Sin embargo, para mí, lo mejor de este trabajo de Disq llega cuando pisan el freno y se sacan de la manga dos cortes de una calidad sobresaliente: D19, la que a mí más me gusta del disco o Trash, que es la más lenta de todo el trabajo con esa guitarra acústica que recuerda a las canciones del californiano Tony Molina.
Desde luego un primer disco muy interesante y mucho camino por recorrer.
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