En sus anteriores trabajos los de Melbourne habían destacado por unas guitarras limpias y un precioso jangle-pop. Pero en Levity han optado por nuevos sonidos más barrocos, con más arreglos y la entrada de nuevos instrumentos. Ellos mismo reconocen que el confinamiento y la pandemia han jugado un papel importante en este tipo de producción más recargada.
De hecho, me parece un muy buen disco, aunque sigo pensando que cuando centran el foco en el indie-pop de guitarras jangle es cuando más aciertan. Por ejemplo en esa espectacular Up to my Elbows donde suenan a The Bats y nos dejan el mejor corte de todo el trabajo.
El inicio con The Perfect Crime ya resulta bastante extraño con esos horribles coros enlatados al estilo de los aún más horribles Two Door Cinema Club. Eso sí, luego la canción tira de guitarrazos y una buena melodía y nos deja un corte interesante que recuerda, por sus baterías motóricas al punk ochentero de Wire. Esto sucede también en otros buenas canciones de este trabajo como la final The Bell o Tricks on Everything cuyo riff de guitarra machacón bebe también de grupos más recientes como White Stripes.
Pero, como ya he dicho antes, The Stroppies han hecho un disco más barroco y menos homogéneo. Ahí encontramos la interesante Smilers Strange Politely que se acerca al pop guitarrero de sus vecinos Rolling Blackouts Coastal Fever, el pop tranquilo de Material Condition donde coquetean con un sintetizador fantasmagórico o la más dream-pop Caveats donde tiran de paisajes ensoñadores y teclados.
El álbum me parece, en general, un buen trabajo, con sus errores y sus aciertos, con un buen esfuerzo creativo por su parte y, tal vez, demasiado recargado y cambiante. Quizás sea mi percepción ya que no esperaba un disco en este sentido.
Eso sí, cuando The Stroppies le dan protagonismo a las guitarras siguen manteniendo su talento intacto.
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