Hacía tanto tiempo que no me cruzaba con un disco de Ought que ya ni me acordaba de cómo sonaban. Y es que, el cuarteto de Montreal, estaban sin sacar material desde 2014, ahí es nada.
Pero cuatro años después ha salido este maravilloso Room inside the world, y me lleva maravillado desde el lunes de esta semana que le dí la primera escucha. Ought son una de las muchas bandas que beben de los influencias del post-punk de los ochenta, pero en su caso, la música apenas suena a esa época y se ve rejuvenecida por influencias más cercanas como The Walkmen o The National.
En el álbum hay un poco de todo, temas más guitarreros y épicos como Into the sea, con la que abren, o Take everything, que son dos temazos que bien podría haber firmado la banda de Hamilton Leithauser.
Pero también encontramos temas donde el sintetizador juega un papel fundamental como en Desire, que es el mejor tema del álbum, y que es una maravilla que mezcla a la perfección la obscuridad sintética de los ochenta con el pop de grupos como The Go-Betweens.
Cuando se ponen más pop, como en Disgraced in America rozan la perfección, y suenan como otras bandas del ramo como The Radio Dept. Ayuda mucho la voz de Tim Darcy como líder que sabe jugar con la brillantez del pop y guturalidad del post-punk, en geniales cambios de registro que impresionan.
En algunos temas se les va la mano con los finales, donde alargan los temas demasiado, pero la verdad es que crean amalgamas interesantes de guitarras, teclados y unas baterías sincopadas que recuerdan a The National.
Se trata de un disco de 9 cortes (lo bueno si breve, dos veces bueno) pero en el que están acertadísimos. No les quito ni una coma.
Bravo, Ought.
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