El álbum es una continua montaña rusa con cortes más calmados y esquivos alternándose con otros más vibrantes. Eso sí, casi ninguno llega a los 3 minutos y, la mayoría, no llega si quiera a los 2 minutos, así que el álbum se hace hasta corto y entretenido.
Una buena muestra de cómo es el disco son los dos primeros cortes. En Control, la apertura, DEHD tiran de una balada tranquila al piano a más puro estilo Whitney (con el que comparten ciudad), mientras que en Bad Love, tiran de guitarras jangle, algo más cristalinas y limpias, recordando en sus riffs a lo que hicieron el año pasado The Laughing Chime.
Así, en el trabajo, encontramos canciones más veloces y guitarras jangle como en Stars, No difference, Bop o Clear que recuerdan un poco a grupos como Rolling Blackouts Coastal Fever, y otras algo más calmadas como la obscura Palomino, Memories, Waterfall o Window donde se acercan a las últimas canciones de The Goon Sax.
La verdad es que las trece canciones de DEHD se pasan volando en este auténtico rompecabezas que es Blue Skies, un disco de lo más interesante.
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