Malamute quizás hayan sido, para mí, la gran sorpresa nacional en lo que va de 2022. Irene Gutiérrez y Diego Jiménez forman esta banda cántabro-madrileña de punk-pop plagada de sintetizadores.
Una gran decepción es su primer largo, aunque antes habían sacado un single compartido con Marcos y Molduras (con el que yo los conocí) y un EP que fue su carta de presentación.
En este trabajo han potenciado los teclados y han dado mayor empaque a las guitarras, de hecho en cortes como Pesadillas, Física cuántica y Una casa en el Sardinero (donde colabora Ariadna de Los Punsetes) recuerdan mucho a grupos como Axolotes Mexicanos en las melodías y los teclados y, al mismo tiempo, a Juniper Moon en esas potentes guitarras. Algo parecido pasa en Deshacer el hechizo o Monopolio de la tristeza, donde me han recordado al Manual de Montaña Rusa o al Gotham te necesita de los malagueños Airbag.
De hecho, no es de extrañar que colaboren con Los Punsetes ya que, aunque su sonido, se acerque a grupos de "tonti-pop", desde luego sus letras se caracterizan por una alta mordacidad e ironía, como ocurre en Tu signo del zodiaco, Absolutamente nada, Una gran decepción o La Oreja de Van Gogh.
Malamute han hecho un disco de los más coherente de principio a fin. Tanto por su sonido, como por sus letras. Almas gemelas, por ejemplo, es uno de los puntos fuertes de este trabajo y donde pisan el acelerador al más puro estilo Helen Love.
En definitiva, Malamute se estrenan con un álbum de lo más interesantes para los que seguimos escuchando pop-punk. No van a inventar el género a estas alturas pero oye, si las cosas se hacen bien, pues siempre es una buena noticia.
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