Los que me leéis habitualmente ya sabéis que me encanta la escena de neozelandesa y australiana de indie-pop en los 80. Hay bandas como The Clean, The Bats, The Go-Betweens o The Church que yo las meto en un podio musical bastante difícil de superar. Y entre ese elenco de bandas, sin duda alguna, están The Chills, nuestros protagonistas de hoy.
The Chills son uno de los pulmones principales de lo que se llamó el Dunedin sound, una música surgida en su ciudad natal y que tiraba de pop independiente y guitarras jangle. De la banda original ya solo queda Martin Phillipps, su cantante. Pero no pasan los años por su talento. Aunque tuvieron largos parones, en 2015 retomaron definitivamente el pulso a su música con el genial Silver Bullets. Ahora tres años después vuelven a la carga con Snow Bound, otra maravilla de pop de guitarras ante el que merece la pena pararse a escucharlo.
Lo mejor que se puede decir de Snow Bound es que suena exactamente a lo que uno espera de un álbum de The Chills. Hay temas guitarreros y vibrantes con brillantes estribillos como The Greatest Guide o la apertura de Bad Sugar.
Otros cortes ponen sus ojos en los 80 americanos y nos recuerdan poderosamente a los primeros discos de REM (sus mejores discos!!) y en esa línea están canciones como Complex (que empieza rarísima con ese teclado oscuro) o Snow Bound, la homónima del disco, que tal vez sea el mejor corte del disco y donde guitarras, voz y teclados crean un tema redondo y emocionante.
Pero si pisan el freno les salen temas muy bonitos como en Deep Belief que es una de mis debilidades en este álbum.
En definitiva, un gran trabajo de los de Dunedin, y que les dure mucho la mecha!
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