La verdad es que para un fan de Pixies como yo ha sido una alegría encontrarme con su nuevo álbum este año, especialmente, porque Beneath the Eyrie es un muy muy buen trabajo. Y ya no me lo esperaba, para que nos vamos a engañar.
Desde su vuelta a los ruedos, la verdad es que lo mejor de Pixies ha sido poder verlos en directo un par de veces, porque sus nuevos trabajos resultaban algo irregulares y aburridos (les salvo un par de cortes del Indie Cindy como Greens and blues). Pero eso ha cambiado en este Beneath the Eyrie, donde Pixies vuelven a demostrar su calidad y no es que sea precisamente un disco de escucha instantánea, porque como siempre, su música está en el límite del abismo y no se ajusta a los cánones comerciales.
En este caso, vuelven a tener mucha presencia los Pixies más guitarreros de finales de los 80 y 90 y les sale muy bien la jugada en cortes como las iniciales In the arms of Mrs. Mark of Cain o Graveyard Hill o en la espléndida Long Rider que suena de lo más actual (los últimos trabajos de Surfer Blood, por ejemplo). Claro, no es el nivel de Surfer Rosa o Doolitlle, pero se agradece que sepan mirar hacia atrás con esa calidad. Aunque el mejor ejemplo de esta recuperación es Silver Bullet, que empieza calmada como una "moderna" The house of the rising sun de Eric Burdon, pero que en el estribillo explota en guitarrazas afiladas y pesadas.
Quizás, los cortes más asequibles del álbum son aquellos en los Black Francis y compañía, sacan su corazoncito pop (que siempre lo han tenido) y nos dejan esa Catfish Kate que es toda una delicia o la final Death Horizon que es una genialidad para cerrar el disco.
También hay hueco en este trabajo para sonidos que se dejan ver menos en sus discos, como esos cortes donde se acercan a los sonidos surf y de frontera: Los surfers muertos o St. Nazaire, serían los dos mejores ejemplos de esta faceta que bien podría entrar en una peli de Tarantino, incluso cerca del hillbilly y las guitarras con Bird of Pray (muy de The Breeders). Pero también hay margen para clavarse un medio tiempo pop con aires post-punk y que suenen a The Jesus & Mary Chain como en Ready for love o Daniel Boone.
Beneath the Eyrie es el mejor trabajo de Pixies desde su vuelta al ruedo ya sin Kim Deal. Y, aunque echaremos de menos que ya no pueda volver a su bajista Kim Shattuck de The Muffs, recientemente fallecida, creo que estas canciones están al nivel de la banda y que pueden girar con ellas con mucho orgullo.
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