El debut de Chime School era uno de los discos que más esperaba en este final de año y es que, el proyecto en solitario de Andy Pastalaniec, el batería de una de esas bandas que me encantan como es Seablite, se va más hacia el jangle-pop de raíces setenteras, algo que me encanta.
Desde luego, el pop de The Byrds es lo primero que te vendrá a la cabeza con los primeros acordes de Wait your turn, el corte que abre este trabajo. Sin embargo, se trata de una canción de pop contenido que no representa en absoluto el resto de temas y es que recuerda un poco al brit-pop de Oasis, incluso en la voz. Algo que solo volvemos a encontrar en Gone too fast.
A partir de ahí, Chime School nos dejan un buen puñado de buenas canciones de jangle-pop acelerado que tienen mucho de C86 y del pop americano de finales de los 80: The Springfields o los primeros REM son claras influencias para el de San Francisco. El ritmazo de Taking time to tell you (uno de los temas del año) o It's True, las bonitas guitarras de Dead Saturdays, Get a bike, Calling it sick o Fixing Motorcycles son claros ejemplos del gran talento y calidad de Andy como músico y como compositor. Su indie-pop de calidad nos recuerda a otros trabajos recientes como Ducks Ltd., The Laughing Chimes, Smokescreens o The Umbrellas. Casi nada.
En el álbum también deja margen para acelerar de vez en cuando, como en la más punk Anywhere but here que me recuerda un poco a los The Wombats más juguetones, o para pisar un poco el freno, como sucede en la bonita Radical Leisure, donde las influencias de los grupos Sarah Records son más evidentes.
En definitiva, Chime School han publicado uno de los mejores álbumes de este año, donde el pop cristalino y las guitarras jangle se compenetran perfectamente con unas maravillosas melodías.
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