De hecho tuve la suerte de verles en directo ya en el Primavera Weekender de 2019, antes de la pandemia donde ya me picaba la curiosidad. Su directo fue tremendo y arrollador.
Ahora, en 2022, sale su segundo largo Ants from Up There y, sinceramente, creo que es mejor que el primero. Y era difícil. De hecho, se dice mucho que el segundo disco es el más difícil en la carrera de muchos grupos, pues bien, el talento de Black Country, New Road es tan grande que han lanzado un álbum increíble apenas un año después del primero.
La fórmula es la misma o muy parecida. Siete integrantes y canciones muy poderosas y épicas. Saxofones, guitarras, gritos, susurros, melodías, distorsión, violines y sonidos de free jazz. Todo junto crean un caótico universo donde todo encaja a la perfección.
De hecho, la Intro ya nos da una pista, pero la calidad que tienen queda demostrada con las dos geniales Chaos Space Machine y Concorde, dos cortes tremendos donde recuerdan un poco a esos temas deslabazados de Car Seat Headrest que tienen momentos lentos, otros más rápidos y también otros ruidosos y guitarreros. Algo que también sucede en las buenísimas Good Will Hunting que acaba con esa tormenta tan Sonic Youth o en la final Basketball Shoes que, de forma épica, nos deja más de 12 minutos de pura fantasía musical.
En los cortes más lentos, como Haldern, es donde mejor reflejan esas influencias del free jazz. Eso sí, sin abandonar los guitarrazos pesados y potentes, algo que también hacen en otros temas como The place where he inserted the blade que comienza lenta y melódica y acaba en un in crescendo épico que hace de sus 7 minutos una auténtica maravilla y que recuerdan a esos cortes largos y emocionantes de Spiritualized.
La verdad es que Black Country, New Road con este álbum se reafirman (aunque no lo necesitaban) como uno de los grupos más interesantes del panorama internacional. Y yo que me alegro.
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