Cuando leí al principio sobre este trabajo, Return to the moon, pensé que sería algún tipo de proyecto secundario de Berninger. Pero ni mucho menos. Ahora que he escuchado todo el disco, creo que es un trabajo con muchísima personalidad, donde la mano de Knopf tiene mucho peso, y donde las canciones van ganando vida propia conforme más las escuchas.
No es un disco fácil, y el que venga buscando algo de The National por aquí se va a llevar un buen chasco, porque excepto en un par de temas, poco o nada se parece lo que nos encontramos en EL VY con lo que hace la banda neoyorquina.
Normalmente me suelen gustar mucho los discos coherentes, redondos y donde las piezas encajan con naturalidad. Por eso es raro que este álbum me haya gustado tanto, porque aunque todo encaja a la perfección apenas hay curvas y son todo aristas a la hora de escucharlo. Las canciones no se parecen entre ellas y no es nada plano.A su favor cuenta con la potente voz de Berninger que le da cierta coherencia, y con los juegos de sintetizadores y teclados de Knopf que crean un buen leit-motive durante todo el disco.
Nada de épica ni percusiones asincompadas, aquí van por el camino difícil para emocionar. Incluso despista el inicio con Return to the moon (Political song for Didi Bloome to sing, with crescendo) donde encontramos un temazo sobresaliente entre el funk y la new wave bastante bailonguer. Uno de los temas del año para mí, pero la verdad es que no pega mucho con el resto del disco, ya que acto seguido nos encontramos con I'm the man to be, un tema de crudo indie-rock y guitarras afiladas donde sólo hay concesiones al pop en el estribillo. Y acto seguido Paul is alive, una balada minimal a base de sintes que sorprende a nuestros oídos.
Si después de este inicio no te has quedado con el culo torcido suficientemente, en el tramo medio nos introduce en la senda más reposada con dos temas espectaculares. La cabaretera Silent Ivy Hotel que me encanta y la balada monumental -el tema que más recuerda a The National- que es No time to crank the sun, donde Berninger demuestra que no necesita tirar de épica y grandes coros para emocionar al personal, algo que también ocurre en Careless el bonito tema con el que cierran el álbum.
En el tramo final encontramos algún retazo de rock crudo como en Hapiness, Missouri y un bonito cocktail de soul de los 70 y electrónica sofisticada en Sleepin' Light donde colabora Ural Thomas el mítico cantante americano de soul que ha tocado con gente como Otis Redding o James Brown.
A mí esta mezcla de estilos tan bien definida, con temas muy diferentes pero con una gran personalidad me ha convencido del todo, y me parece un pequeña maravilla de pop no apto para todos los oyentes. Larga vida a EL VY, pues.
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