Ya salió este nombre a relucir durante el verano a propósito de otro de los proyectos paralelos de James Hoare, el miembro de Veronica Falls, que este año ya nos había sorprendido con unos de los mejores álbumes gracias a The Proper Ornaments.
Ahora se alía con Jack Cooper de Mazes, a los que también comentamos en el blog con su disco de este año Wooden Aquarium. Y de esta alianza sale un disco tremendamente interesante y de un pop de altos kilates.
Tal vez este trabajo recuerde más a ciertos grupos de pop sixtie que a algo actual, nada de malo en ello, porque se les da realmente bien. Por aquí os vendrá a la cabeza los Beatles de mitad de la década de los sesenta, o bandas como la Velvet Underground. Sí, aquel pop lírico y algo melancólico que precedió a toda la explosión psicodélica.
Buena prueba de ello son los cortes más tranquilos, donde la voz susurrante de Hoare eleva a Ultimate Painting hasta el olimpo del pop. Cortes como Can't you see? o Riverside son auténticas joyas, especialmente esta segunda, con un órgano Hammond que recuerda a Procol Harum por todos lados.
También hay hueco para las guitarras fuzz de Cooper, y en canciones como Central Park Blues o Ten Street galopan hacia un pop lo-fi más actual que os puede traer a la cabeza a Mac DeMarco o artistas similares.
En la segunda mitad del disco están algo más dinámicos, y les da tiempo a ponerse más poperos y a acercarse a las canciones más tranquilas del goth-C86 de Veronica Falls con temas como Roll in the Deep End o Jane; pero también volver al pop velvetiano de canciones como Three Piers o She's a bomb -me encanta el cruce de estribillos y voces en esta canción.
En definitiva, un disco que es para disfrutarlo de forma reposada, en casa, con un buen vino y con un libro bien cerca.
En exystence para que os hagáis un idea.
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