Aunque no ha habido grandes novedades discográficas este mes de junio, siempre hay cosillas interesantes por ahí como el debut de Marem Ladson, el discazo de punk-pop de Axolotes Mexicanos o el pop escandinavo de Azure Blue.
De todas formas, lo que vengo a contar hoy es un disco de 1995. Nada menos. Se trata del Everyone must touch the stove de Lorelei. La banda de Washington DC es uno de esos grupos que con el paso del tiempo se han convertido en grupo de culto en la escena independiente.
En aquel momento este Everyone must touch the stove tuvo una gran acogida por la crítica especializada que ponía, y con razón, este disco de Lorelei al nivel de los mejores Sonic Youth sin ir más lejos. No les faltaba razón, pero por algún motivo que desconozco Sonic Youth venden camisetas a los millenials en H&M y a Lorelei no los conoce casi nadie. Inexplicable.
Ahora, Slumberland Recordings, su discográfica ha sacado una reedición de este álbum y yo no he tardado ni medio segundo en pillarlo. Porque es uno de los mejores discos de rock independiente de los 90 (pensaréis que exagero, pero no).
Sus temas tienen tanta fuerza desgarradora que muchos tardan más de cinco minutos en cerrarse y te dejan exhausto. Hay grandes riffs de guitarras, melodías vocales susurradas y una batería asincrónica que me encanta (os recordará a las baterías de The National o de Los Planetas). Pero lo más destacable son sus tormentas sonoras a base de guitarrazos y puro noise rock.
A destacar temazos como Thigh for a leg, Newsprint o la tremenda (para mí la mejor del disco) Stop what you're doing la más punk de todas; otros temas de esos que susurran las canciones como Quiet staid debt o Inside the crimelab; los toques tropicales y de psicodelia surf de Today's shrug o Day, o el contundente final de Pillar.
Un álbum tremendo de Lorelei, que no les hizo ascender a los altares, aunque bien lo merecían.
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