lunes, 18 de febrero de 2019

Tullycraft

Imagen relacionadaTullycraft siempre ha sido una banda que me ha gustado. De hecho, su Punks are writing love songs la he pinchado mil veces en La Yesería.

Los de Seattle siempre han sido etiquetados en el twee-pop, y no falta a la verdad, aunque siempre han tirado de guitarras rápidas y afiladas que se acercaban al punk-pop. De hecho se hayan en la línea de bandas como Tigertrap, BMX Bandits o Los Fresones Rebeldes, por citar un grupo español.

Y en este séptimo trabajo, The Railway Prince Hotel, Tullycraft siguen fieles a ese estilo y se vuelven a marcar un disco divertido con varios singles de esos que son tan pinchables. Abren el trabajo con la Madnessiana Midi Midinette que se acerca al ska-punk, pero rápidamente con Passing Observations vuelan al indie-pop más traquilo, algo que también aparece en cortes como Goldie and the Gingerbreads (esa trompeta).

We couldn't dance to Billy Joel, quizás sea la mejor canción del disco. Aquí empiezan tranquilos, incluso incluyendo ese ukelele tan pop, pero se ponen serios en un potente y pegadizo estribillo que nos recuerda a grupos punk-pop y twee más recientes como Martha o The Spook School

Esta vertiente es la que mejor representa su sonido y, además, suena de lo más actual, aunque no deja de lado el cuddlecore que ya hacían desde mitad de los 90.

Un álbum entretenido con corazón pop y cobertura punk, muy típico de Tullycraft y que vuelve a estar muy bien.

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