Hace ya muchos meses que os adelanté el single del nuevo disco de Titus Andronicus, tal vez a alguien le haya sorprendido que no haya comentado antes el disco sabiendo lo que me gusta la banda punk de New Jersey, pero decidí dejar el verano de por medio para poder meterle mano a fondo a este álbum de 29 canciones -ahí es nada.
La banda liderada por Patrick Stickles ya anunció hace tiempo que preparaba un disco de ópera-rock temático que tendría treinta temas, así que todo el mundo, crítica y público, se echó a temblar. Y con razón. Últimamente me he dado cuenta que Titus Andronicus ha entrado en un camino en el que o los amas o los odias. Me he encontrado mucha gente que me ha dicho que le ha dado pereza escuchar este disco, o que a las primeras escuchas lo ha dejado porque no tenía continuidad ... y no la tiene, no no, no tiene nada de continuidad para los que lo escuchan de forma superficial como un disfrute más. Pero ni que decir tengo, que yo me encuentro en el bando que los aman.
Ante todo, creo que The Monitor aquel disco conceptual que hizo basado en la Guerra Civil Americana como metáfora de su propia vida, me parece lo mejor que han hecho. Al menos, el disco más redondo y mejor cerrado. Pero con The Most Lamentable Tragedy consiguen salir airosos de un disco de 29 canciones algo que casi nadie puede hacer.
Esta ópera-rock tiene un hilo conductor bastante curioso, y es que a Stickles le gusta eso de los discos conceptuales: narra la vida de su doppelgänger, es decir un personaje que se encuentra por la calle y que es igual que él físicamente pero que tiene otra vida, a través de la cual empieza a darle sentido a cosas que le suceden en la suya. De hecho, este me parece el disco menos nihilista y más personal de Titus Andronicus.
El álbum no tiene mucha coherencia de sonido (la coherencia ya hemos dicho que se la da la idea común) y encontramos un poco de todo, desde grandes himnos de punk guitarrero como Dimed out, No Future IV o Stranded (on my own), temas más cercanos al pop como I lost my mind -el tema de Daniel Johnston-, Fired up o Mr. E. Mann -basada en un electroshock que sufrió en un concierto con un micrófono- o canciones que no llegan al minuto y que tienen la fuerza del hardcore como Look alive o lookalike. También hay lugar para una versión de The Pogues: A pair of brown eyes.
No os voy a engañar, tenéis que armaros de paciencia y escucharlo muchas veces porque no es uno de esos álbumes que entran a la primera. Ni mucho menos. Pero bueno, ninguno de Titus Andronicus entra a la primera, eso es parte de su estilo, tan desgarrador, tan punk y con letras tan hirientes -buceando en su mundo interior entre bipolaridad y depresiones- que nunca entran a la primera. Ya os digo o lo amas o lo odias. Y sólo cabe amarlo.
El disco lo tenéis en Newalbumreleases.net por si queréis hacerme caso.
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