Reconozco que los trabajos de Tony Molina pueden resultar desconcertantes. Tal vez. Aunque ya nos vamos acostumbrando, y me encantan.
Cuando salió su álbum Dissed and dismissed (2014) la nota de prensa decía algo así como: un disco de doce canciones que no llega a los doce minutos. Algo parecido decimos con este EP Confront the truth, que no llega a los diez minutos de duración. Así que necesita varias escuchas hasta que nos hacemos a sus canciones.
El cantante de San Francisco se aleja un poco del power-pop de sus primeros cortes, y nos ofrece ocho temas acústicos y relajados en el que la fuerza se encuentra principalmente en la honestidad de su sonido, tan absolutamente real que parece que está cantando en tu habitación.
El disco parece gravitar en torno a No one told he, la canción central y la única que supera los dos minutos. Es un tema genial, me lleva bastante de cabeza este fin de semana porque me encanta. Bien podría ser un tema de los más tranquilos de Built to spill, y es el único donde aparece cierta complejidad instrumental (guitarra acústica, eléctrica, órgano y batería).
El resto del trabajo tiene temas que te encogen el corazón. La épica contenida de canciones como I don't want to know, See me fall o Hung up on the dream son maravillosas, eso sí, se quedan en apenas un minuto de emociones. Las canciones te devuelven a los sesenta y a la cabeza llegan The Beatles o los órganos de Procol Harum.
Sólo al final la instrumental Banshee se permite algo de suciedad en un EP tan sólido, que en sólo diez minutos tiene más sentido que muchos discos que duran una hora.
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