Hace unos meses leía por internet que Los Lagos de Hinault estaban grabando se segundo largo, en ese momento pensé en lo poco que había trascendido aquel Vidas Ejemplares que sacaron en 2011, un auténtico discazo que apenas ha tenido repercusión en el mundillo indie nacional.
Ahora publican Flores de Europa, el segundo álbum de los madrileños Carlos Ynduráin y Matilde Tresca. Por supuesto ese sonido de pop elegante se mantiene, la lírica inteligente también -que para eso es marca de la casa- y esas referencias a bandas como The Magnetic Fields o Luna siguen presentes también en este trabajo.
Para el disco repiten con Fikasound, la discográfica de Ornamento y Delito, que se especializó en pop escandinavo. Esperemos que puedan darle más vuelo a este disco porque desde luego que lo merece.
Empieza de manera magistral con San Juan de Luz, y ese tema tan Stephen Merrit que es (María del) Mar Rojo. En el tramo medio encontramos dos canciones que me han encantado como Viajar no lleva a ningún sitio y Panero y yo, especialmente esta última.
Un aire a pop encantador recorre el disco, con cierto toque de ironía. Algo que los acerca a bandas como Doble Pletina o Manos de topo -sin esa voz gatuna, obviamente. En Zumba hacen una bonita referencia a Semilla Negra de Radio Futura y en canciones como En un hotel o Quemasangre la letra os llevará la mente hacia Los Punsetes, con ese humor negro tan característico.
Al final destaca Simpático y vago, otro de esos temas de aire Merritianos, y el perfecto epílogo del álbum que es A una ventana triste, la única canción en la que Ynduráin comparte la autoría, y que inicia con una suave melodía de sintetizador que le dan un caracter ensoñador al tema reforzado por los coros de Matilde.
Son 13 canciones, apenas superan los 2 minutos las más largas, y Los Lagos de Hinault reafirman su papel como uno de los mejores y menos valorados grupos de pop de nuestro país. No los dejéis pasar.
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