sábado, 20 de julio de 2019

The Soft Cavalry

Cuando uno lee en las revistas musicales que Rachel Goswell tiene nuevo proyecto, no duda ni un minuto en seguirle la pista. Eso me ocurrió la semana pasada con The Soft Cavalry, donde Goswell y su marido Steven Clarke han sacado un primer álbum homónimo que es un pequeña maravilla.

Pero ojo, ya aviso. No entra a la primera, ni a la segunda, ni a la tercera. Pero es un gran disco, de eso no tengo dudas.

Clarke y Goswell no han tirado de hit fácil, ni de capas de sonido shoegaze que enardezcan el ánimo de los seguidores de Slowdive (como yo). Y han hecho un disco pop, con lentos riffs de guitarras, dream-pop y muchos arreglos. De hecho, se puede decir que The Soft Cavalry es en realidad el proyecto de las canciones de Steven Clarke, donde Goswell descubrió que podrían mejorar mucho con sus arreglos e ideas. Así que no nos extrañe encontrar secciones de viento (esa flauta travesera [juraría que es una flauta travesera] en Only in dreams), pianos o cuerdas en este álbum.

Dive fue el primer adelanto y la canción que abre el disco, y tal vez engaña un poco, ya que es de los cortes que más recuerda a Slowdive (solo se repite en la larga y pesada Home), pero a partir de ahí los cortes reposados de pop son los que se imponen: geniales son Bulletproof, The Velvet Frog u Only in dreams (voces, piano y flauta para hacer esa maravilla). En estos cortes hay cierto aire melancólico que bebe directamente de grupos como Cocteau Twins, como con el piano y los violines de Mountains, al final.

Aunque en la segunda mitad del álbum The Soft Cavalry abren la puerta a otros sonidos (y aquí reside en parte la belleza de este disco) como cierto toque electrónico en sus cortes: sintetizadores y vocoder en esa pequeña joya de arreglos orquestales que es Careless sun. O esa maravillosa guitarra acústica con la que inicia The light that shine on everyone que, con sus coros y arreglos, se convierte en la mejor balada de este disco y un corte a la altura de haber entrado en los mejores álbumes de The Magnetic Fields.

En definitiva, un disco perfecto para estas noches de verano, en las que uno se queda leyendo al fresco de la brisa nocturna. Por favor, que lleguen ya las vacaciones!


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