viernes, 26 de febrero de 2021

Wild Pink

 No sé qué ha pasado estos últimos días, pero me alegra ver que se me acumulan discos que me gustan para comentarlos en el blog. Así, en esta última semana me he enganchado a los trabajos de Wild Pink, Nick Cave, Julien Baker, Cool Sounds o Fritz. Excepto los dos últimos, el resto todo trabajos muy tranquilos, algo que no me suele pasar, pero que cuando están bien hechos, se convierten en discazos.

Empiezo por los neoyorquinos Wild Pink, bueno en realidad el proyecto de John Ross que inició en 2015 pero que se encuentra en un punto muy estable sacando ahora su tercer álbum A billion little lights.

Son 10 cortes de íntimo indie-pop, arreglos minimalistas, guitarras y teclados de lo más soft. Además, su voz susurrando me ha recordado mucho a Sufjan Stevens, especialmente en los cortes que abren el disco, donde también aparecen esas slide-guitars tan americanas: The wind was like a train y Bigger than crhistmas. Este tipo de cortes más tranquilos que son una preciosidad es lo que más encontramos en este trabajo: Amalfi, Family friends, la bonita Track Mud con su piano y su guitarra o las más animadas Pacific City y Die Outside.

Eso sí, también nos deleita con algunos cortes más pop, donde sintetizadores y teclados ganan la partida a las guitarras acústicas. Ahí me recordado al synth-pop con aires dreamy que hizo el año pasado Devon Williams en su álbum. De hecho, canciones como You can having back, The Shining but Tropical y, especialmente con sus arreglos de cuerdas, Overshares Anonymous me parecen lo mejor de disco y tienen un punto más divertido e interesante.

Wild Pink han hecho un álbum impresionante. Muy para disfrutar en invierno, aunque yo esté ya deseando que llegue la primavera (y que avancen las vacunaciones para ir dejando atrás estos horribles meses de pandemia).

jueves, 25 de febrero de 2021

The Catenary Wires

 Ni es la primera vez, ni será la última que aparecen en el blog The Catenary Wires. La banda británica, formada por Amelia Fletcher (Talulah Gosh, Heavenly) y Rob Pursey, ha evolucionado de ser un dúo a una formación estable con Fay Hallam en los teclados, Ian Button en la batería y Andy Lewis en el bajo.

The Catenary Wires sacará nuevo álbum el próximo abril, Birling Gap, con Shelflife Records, y tiene pinta de que va a ser un gran trabajo. Bueno, al menos, de momento gracias al adelanto de su primer single Mirrorball, donde hacen un absoluto guiño a las discotecas de los 80 y a la música de esta década, no solo en la letra, si no también en la música con esos teclados sintéticos de entrada y las guitarras suaves al más puro estilo Aztec Camera.

Todavía falta bastante para abril, pero este primer lanzamiento ya nos ha hecho estar atentos al álbum de The Catenary Wires que, de nuevo, apunta a que será una maravilla.

jueves, 18 de febrero de 2021

Rat Columns

 Rat Columns es ahora el proyecto personal de David West, el alma máter y el único miembro de la banda original que sigue y que lo mantiene vivo. De hecho, aunque Pacific Kiss, su último trabajo, fue grabado en Williamsburg, Nueva York, y la banda se formó originalmente en Perth, luego se trasladó a San Francisco, y ahora la base de todo el trabajo es la casa de David en Perth, Australia, donde ha vuelto a vivir.

Conocí a Rat Columns en 2017 con su anterior trabajo, Candle Power, aunque la verdad hace ya casi 4 años que había escuchado nada de ellos y me he alegrado de encontrarme con este nuevo trabajo: el primero que editan con Tough Love, lo que seguramente le abra muchas puertas y haga que este disco suene mucho más, además, me alegro porque es un discazo muy notable, donde David West juega con los sonidos de guitarras jangle, indie-rock y canciones obscuras de aires dream-pop.

En Pacific Kiss, nos encontramos a Rat Columns inspiradísimos. El inicio del álbum es arrollador con esos dos cortes de jangle-pop que son Hey! I wanna give you the world y It's your time (to suffer). Cortes que recuerdan a cortes de Tony Molina o los Teenage Fanclub más suaves.

Eso sí, las canciones dream-pop, algo más esquivas, también tienen su punto y le vienen genial a este disco. Desde la guitarrera I can't live on love, que  es una maravilla, y que recuerda a The Pains of Being Pure at Heart, hasta cortes donde se acercan más al new wave ochentero como No stranger to life, donde entra en juego la voz femenina como contrapunto y que tiene un punto jazzy-funk a base de piano que es bastante curioso.

El álbum tiene un pequeño bajón con los cortes más obscuros Candlelight (ese juego entre saxofón y sintetizadores es extraño y hacia el final me ha recordado a los temas de Black Country, New Road) y She's coming home, pero pronto recupera sus guitarras jangle hacia el final y nos deja temas sobresalientes como esa Feeding the fire Soul Kiss I que es antesala del cierre del disco con Soul Kiss II y, que a mí, me han recordado un poco al último trabajo de Smokescreens.

10 cortes son suficientes para dejarnos con un disco de lo más interesante y que representa muy bien el talento de este músico y su proyecto Rat Columns.

martes, 16 de febrero de 2021

Arlo Parks

 

Repasando un poco las entradas del blog, desde que lo inicié en 2014, la verdad es que los discos de soul han ido, poco a poco, desapareciendo. Como todo en la vida, la música también va por épocas y, aunque soy un gran seguidor del soul y sigo poniéndome los discos que me gustan, es cierto que he ido perdiendo contacto con las últimas novedades.

Pero este 2021 ha traído para mí una grata sorpresa con este Collapsed in sunbeams de la londinense Arlo Parks. Vale, que sí, que se ha convertido en uno de los hypes del año en UK y suena en prácticamente en todas las radios del país. Lo sé. Pero es que me alegro enormemente de que un disco de la calidad de este haya conseguido triunfar y abrirse paso.

El soul de Arlo Parks coquetea con la música más comercial y hace sus guiños al rap y el trip-hop, así que tampoco nos debe extrañar que esté triunfando, puesto que se decanta por un estilo más comercial y con más tirón entre el público juvenil. Y, oye, le sale genial.

Ya en la intro de 55 segundos deja claro que el rap va a estar presente en el álbum. Algo que queda clarísimo en la maravillosa Hope, que quizás sea lo mejor del álbum, donde Arlo Parks se saca de la manga una gran canción de soul con un estribillo machacón y una parte hablada a mitad de canción.

Esta mezcla, entre el rap y el soul, es algo que se va repitiendo en todo el álbum como en For Violet, Green Eyes o Black Dog que entra con una base muy rap pero su voz cálida nos ofrece un panorama muy distinto. En otros temas, nos deja cortes más viscerales, como en las geniales Hurt o Just Go donde coquetea con el rythym 'n' blues claramente, y también otros más comerciales como Too Good. Incluso, cuando pisa un poco el freno como en Caroline está más que acertada.

Seguramente se cuele en muchas listas de lo mejor del año cuando diciembre llegue y tendrá bastante repercusión, pero es que así debe ser con las cosas bien hechas. Y este álbum de Arlo Parks es un gran trabajo.

martes, 9 de febrero de 2021

The Boys with the Perpetual Nervousness


The Boys with the Perpetual Nervousness vienen colándose últimamente entre lo mejor del blog. De hecho, en los últimos recopilatorios que he hecho han estado presentes. El dúo, con nombre de canción de The Feelies y libro de Grahan Caveney, está formado por Andrew Taylor, cantante de Dropkick, y por Gonzalo Marcos de El Palacio de Linares, dos grupos que ya me encantaban y que tiraban de sonidos indie-pop y power-pop a partes iguales.

De hecho, en este Songs from another life, que edita Bobo Integral desde Madrid, los sonidos power-pop de Dropkick están más presentes que nunca. Eso se nota en todo el álbum, donde TBWTPN sacan las guitarras a relucir y nos dejan algunos de los mejores cortes de este trabajo: I don't mind, Play (on my mind) o la divertida Summer, que bien podrían recordar a bandas como Fountains of Wayne o Big Star, o esas genialidades que son Walking up in the sunsineCan't you see que podrían perfectamente ser canciones que Teenage Fanclub metieran en su Grand Prix.

También están inspirados cuando pisan un poco el freno. En Rose Tinted Glass se sacan de la manga un medio tiempo precioso con aires a The Byrds, algo que sucede también en la tranquila Falling Through o la preciosa balada con la que cierran el trabajo In Between y que es de lo mejor que hay en este álbum. Incluso, en How I really feel, otro de los cortes más pausados, nos regalan un pop atemporal que recuerda a Belle & Sebastian y que tiene un teclado maravilloso que hace un pequeño guiño al Tugboat de Galaxie 500.

Y así, como el que no quiere la cosa, estos dos músicos de enorme talento , uno desde Escocia y el otro desde San Sebastián han dado con una colección de canciones que son una maravilla y The Boys with the Perpetual Nervousness han sacado uno de los mejores discos de power-pop en años.

viernes, 5 de febrero de 2021

Still Corners

 El pasado mes de noviembre ya comenté en el blog los dos adelantos del nuevo disco de los londinenses Still Corners, The Last Exit.

La verdad, es que el sonido de los dos temas que avanzaron, The Last Exit y Crying, me sorprendieron mucho. Para empezar porque eran bastante distintos a lo que recordaba de la banda y segundo porque me trajeron a la memoria a la vez el rock fronterizo de grupos como Calexico o el synth-pop de Molly Nilsson. Algo que descuadra a cualquiera.

En enero salió The Last Exit y, desde entonces, lo he escuchado cientos de veces. Es un disco que se te mete en la cabeza y con sonidos que te atrapan. Ese rock fronterizo, las slide-guitars y los sonidos de desierto y ultratumba, que bien podrían estar en cualquier película de Tarantino, se unen con los susurros y la voz cálida de Tessa Murray en cortes como la homónima The Last Exit, que abre el disco, It's Voodoo, que quizás sea la más tarantinesca, White Sands mucho más psicodélica o esa genial Bad Town donde las guitarras acústicos, los coros fantasmagóricos o los aullidos animales de fondo me han recordado mucho a la PJ Harvey del Let's England Shake.

Sin embargo, hay canciones donde dejan un poco del misterio del desierto y se abren a sonidos sintéticos y minimalistas o guitarreros, pero siempre en clave mucho más pop. De nuevo, la voz susurrante y esquiva aparece y da coherencia al álbum, recordando al pop elegante y tranquilo de Mazzy Star. Ahí nos encontramos, para mí, con los mejores cortes de este trabajo: el pop de la final Old Arcade es absolutamente genial, Mystery Road, que es la canción más rock del álbum y la más asequible para los que busquen un corte un poco más comercial que destaque, A kiss before dying, es una auténtica maravilla, Static, un corte muy tranquilo donde entra en juego un precioso piano y una delicia de solo de guitarra o Crying, una canción absolutamente redonda y donde más se acercan al synth-pop y que fue la que más me llamó la atención a finales del año pasado y el motivo por el que me bajé este disco para escucharlo con calma.

The Last Exit es un gran trabajo de Still Corners, para mí, el mejor que han hecho, pero es obscuro, misterioso y algo esquivo, así que no penséis que entra a la primera (bueno, hay canciones que sí).

jueves, 4 de febrero de 2021

Petite League

 Uno de los descubrimientos de este primer mes de 2021 es Petite League, una banda que no conocía y que ha llegado a mí a través del twitter de un seguidor americano que los compartio. Así, casi de casualidad, se han colado en estas dos últimas semanas en mis oídos con este tremendo y rabioso Joyrider.

Petite League es un dúo de Nueva York formado por Guillermo Gillis a la voz, guitarras y bajos, y por Henry Schoonmaker a la batería. Este formato de dúo os traerá a la memoria a gente como Japandroids o Cala Vento, incluso en su punk-pop sucio os recordarán a estas bandas, así aparecen canciones como Naked. Si bien, Petite League, desarollan un sonido un poco más pop y de guitarras jangle en otros temas que, en mi opinión, son los mejores de este disco y ahí podemos encontrar la final y acústica Marathon, que tanto me ha recordado a los temas de Tony Molina o la maravillosa Echo, que tal vez sea la canción más jangle-pop de todo el álbum. En otros cortes también sacan su lado pop a relucir como en Moon Dogs, New Tricks o la homónima Joyrider, que quizás sea lo mejor de este trabajo y donde mejor muestran su corazón pop, eso sí, sin que dejen de rugir las guitarras.

El álbum es una pequeña montaña rusa con canciones más aceleradas y punks, como St. Michael, y otras más lentas como New Spring o Greyhound, donde frenan un poco el ritmo y nos dejan cortes preciosos e intensos.

En definitiva, Petite League nos han dejado un álbum de lo más interesante, con una producción muy DIY y un sonido de guitarras fuzz que, a veces rugen y a veces susurran. 

miércoles, 3 de febrero de 2021

The Natvral

 Empieza febrero con la tercera ola en todo lo alto, por desgracia, y con muchas restricciones de movilidad implantadas ya desde hace semanas. Es desesperante pero es nuestra única arma para doblegar la curva, así que nos toca pelear hasta que se pueda extender la vacuna a toda la población.

Mientras tanto, empiezan a salir los adelantos y los discos que escucharemos en primavera. Varias cosas interesantes, como el último álbum de Still Corners que roza la música fronteriza o la maravilla de Arlo Parks entre el trip-hop y el soul. 

Pero hoy quiero destacar un avance, Why Don't you come out anymore? el primer single del álbum debut de The Natvral. The Natvral es el nuevo proyecto personal de Kip Berman, el cantante de The Pains of Being Pure At Heart la que, en mi humilde opinión, fue la mejor banda de la pasada década.

Es verdad que The Natvral ya lanzó hace un par de años un EP muy personal y acústico, Know me more que, de hecho, ya entró en uno de los recopilatorios de Nebrija Records. Pero, después de formar su familia, tener dos hijas y mudarse a un pueblo de New Jersey, Berman ha decidido dar nueva forma a este proyecto y ya prepara su primer largo Tethers, que publicará Kanine Records en abril.

Why don't you come out anymore? es un corte increíble. Potente y sanador. De los que dan ganas de poner a todo volumen. La voz suena vigorosa y las guitarras tienen mucha personalidad. El órgano sostiene toda la canción y le da un toque de rock americano muy en la línea de Like a Rolling Stone de Bob Dylan. Algo que me ha recordado ese discazo del año pasado de Cut Worms, pero como si las canciones se llenasen de rabia.

Siempre he sido un fan de los Pains, así que este disco de The Natvral, está entre mis preferencias destacadas de este año.