Uno de los descubrimientos de este primer mes de 2021 es Petite League, una banda que no conocía y que ha llegado a mí a través del twitter de un seguidor americano que los compartio. Así, casi de casualidad, se han colado en estas dos últimas semanas en mis oídos con este tremendo y rabioso Joyrider.
Petite League es un dúo de Nueva York formado por Guillermo Gillis a la voz, guitarras y bajos, y por Henry Schoonmaker a la batería. Este formato de dúo os traerá a la memoria a gente como Japandroids o Cala Vento, incluso en su punk-pop sucio os recordarán a estas bandas, así aparecen canciones como Naked. Si bien, Petite League, desarollan un sonido un poco más pop y de guitarras jangle en otros temas que, en mi opinión, son los mejores de este disco y ahí podemos encontrar la final y acústica Marathon, que tanto me ha recordado a los temas de Tony Molina o la maravillosa Echo, que tal vez sea la canción más jangle-pop de todo el álbum. En otros cortes también sacan su lado pop a relucir como en Moon Dogs, New Tricks o la homónima Joyrider, que quizás sea lo mejor de este trabajo y donde mejor muestran su corazón pop, eso sí, sin que dejen de rugir las guitarras.
El álbum es una pequeña montaña rusa con canciones más aceleradas y punks, como St. Michael, y otras más lentas como New Spring o Greyhound, donde frenan un poco el ritmo y nos dejan cortes preciosos e intensos.
En definitiva, Petite League nos han dejado un álbum de lo más interesante, con una producción muy DIY y un sonido de guitarras fuzz que, a veces rugen y a veces susurran.
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