viernes, 26 de marzo de 2021

Bart & Friends

Creo que hasta el martes de esta semana había vivido completamente ajeno a la música de Bart & Friends. Muy mal por mi parte ya que Bart Cummings que lidera este proyecto desde Melbourne, fue miembro de un grupazo como The Saphiros y viene haciendo discos como Bart & Friends desde 2010 aunque, eso sí, sin mucha continuidad por lo que no es fácil seguirles la pista.

De hecho, yo no conocía este proyecto y lo he conocido ya que su nuevo mini-LP de 10" lo va a editar uno de mis sellos independientes favoritos Kleine Untergrund Schallplatten que últimamente ha sacado trabajos maravillosos como los de Love,Burns, Jetstream Pony o Pale Lights.

Pero, volviendo a Bart & Friends han editado este mes de marzo un nuevo mini-LP titulado Tomie Wild Thymes y del que yo solo he conocido dos canciones (lo siento pero no está completo en ninguna plataforma) pero que son maravillosas.

La primera, All the Stage belongs to you es un corte de pop lento y ensoñador que, de entrada, me recordaba a las canciones que este año han sacado Still Corners, pero que tiene unos detalles de indie-pop muy interesantes que la convierten en algo así como un cruce entre Yo La Tengo y Felt. Destaca la voz de Pam Berry que fue compañera de Bart en The Saphiros, pero que sobre todo os sonará por haber sido la cantante de los míticos Black Tambourine, una de las primeras bandas que editaron Slumberland a finales de los 80 e inicios de los 90. Pero ojo, Bart & Friends no son solo Bart y Pam, en este proyecto hay más pesos pesados como Mark Monnone (que lo hemos comentado alguna vez con su proyecto Monnone Alone) y su compañero Louis Richter de los míticos The Lucksmiths o Scott Stevens de The Zebras. Incluso, para rematar, uno de los mejores detalles de este corte es esa maravillosa trompeta que entra a mita de canción y que es obra del genial Gary Olson.

       
Con esta plantilla entre tus "friends" la verdad es que la música de Bart Cummings solo puede salir ganando. Y eso sucede en la maravillosa It's not your Fault, la última canción que han compartido de este trabajo. Un precioso corte de indie-pop clásico que bebe de otras bandas oceánicas como The Go-Betweens o The Bats y que, a mí, me ha recordado a las canciones redondas que han sacado Love,Burns.


martes, 23 de marzo de 2021

Real Numbers

 Brighter Then, el nuevo EP de Real Numbers es uno de los trabajos que más me apetecía comentar desde hacía tiempo. Aunque ya metí el año pasado el corte homónimo en la recopilación de Nebrija Records, creo que en el primer volumen de este año volverá a entrar alguna de sus canciones.

La banda de Minneapolis ya apareció por el blog en 2016 cuando comenté su maravilloso trabajo Wordless Wonder que bien sonaba a grupos como Television Personalities o The Jam, con guitarras sencillas pero muy rabiosas y ritmos frenéticos que era adictivos. Ese power-pop acelerado ha cambiado mucho en estos 5 años de ausencia y es que ahora este EP nos muestra una faceta distinta y que está muy relacionada con la escena indie-pop británica de Sarah Records en los primeros 90 y el jangle-pop relajado de los primeros 70. Una buena mezcla.

Brighter Then y Darling tiran de guitarras jangle y ritmos más acelerados que me ha recordado un poco a las canciones de The Lodger (hace poco escuché el nuevo álbum que han sacado este año) y esa influencia setentera.

En Old Cross y en In the End están más melancólicos y se acercan algo más al sello Sarah Records y a grupos como Brighter o The Field Mice. Incluso, he leído en janglepophub que In the End tiene cierto aire a los Stone Roses de Sally Cinnamon y creo que tienen bastante razón.

Al final, el trabajo se cierra con otra versión de Brighter Then (reprise) donde las guitarras suenan más acústicas, el teclado tiene más presencia y las voces cambian bastante con respecto a la versión final que lanzaron como single. En definitiva, meter dos veces el mismo corte pero distinto se justifica porque es la mejor canción del disco y el tema que le da título. De hecho, en esta última versión a mí me vuelven a recordar a TV Personalities y es algo que me encanta.

lunes, 22 de marzo de 2021

Wurld Series

 

Cuando leo que una banda es de Christchurch (Nueva Zelanda) no puedo evitar pensar en The Bats, una de mis bandas favoritas y una de las que mejor exponen el indie-pop que surgió en el sello Flying Nun.

Así que, cuando desde Meritorio Records se lanzó el primer single de Wurld Series, ese fue mi primer pensamiento. Además, Supplication, el primer corte que escuché de este genial What's growing, era un delicado corte de indie-pop de guitarras calmadas y aires jangle, muy de los últimos discos de The Bats o de las bonitas canciones de Tony Molina. De hecho, es una de mis canciones favoritas de este 2021.

Eso sí, escuchar What's growing entero ha hecho que cambie mucho mi percepción sobre la música de Wurld Series, ya que los neozelandeses nos suben en una montaña rusa con cortes guitarreros y veloces y otras canciones lentas y tranquilas. La mayoría alrededor de 1 o 2 minutos, así que además se te pasa volando el trabajo.

 De hecho, lo primero que me ha venido a la cabeza es la música de Pavement, que también hacía discos así. Entre los cortes más tranquilos, además de la maravillosa Supplication, también destacan otras como Moaning future times,To the recruiter officer, World beating system o la genial y delicada Growing (for now).

Pero este trabajo, como digo, tiene esa otra vertiente más visceral y guitarrera donde la música se desborda y las influencias del indie-rock de los 90 (Built to spill, Dinosaur Jr.) salen a relucir. Así tenemos cortes tremendos como Grey men, Moved in, Eliminator o Nap Gate.

En menos de media hora Wurld Series nos dejan clavados con un trabajo excelente que, a partes iguales, te recarga de energía y te relaja. Un gran trabajo, desde luego.

miércoles, 17 de marzo de 2021

Painted Shrines

 

Hace algunos días que tengo pendiente comentar esta maravilla de disco que es Heaven and Holy de Painted Shrines.

Sí, ya sé que en enero comenté Gone, el primer adelanto de este álbum y, en mi opinión la mejor canción que hay, aunque hay varias que le podrían discutir ese título. Para quien no conozca a Painted Shrines, solo comentar que es el trabajo dual de dos grandes músicos como Glenn Donaldson (Art Museums, The Reds, Pinks & Purples) y Jeremy Earl (Woods) que es quien, principalmente, pone la voz a esta banda.

En realidad, cada uno ha ido trabajando por su cuenta en estas canciones. En primer lugar, porque cada uno vive en una ciudad y, en segundo lugar, porque debido a la pandemia no se podían juntar. Como eran amigos desde hace tiempo, comenzaron a crear canciones en la distancia sin grandes pretensiones, y durante el confinamiento se vieron con fuerzas para enfrentarse a un proyecto como este.

Así se explica que, entre las 12 canciones que tiene Heaven and Holy, existan 5 que son instrumentales. Yo, quien ya me haya leído, no soy muy fan de incluir temas instrumentales en los discos de indie-pop, más que nada porque parecen un poco de relleno, aunque he de decir que en este caso hay un par que están realmente bien trabajados (Panoramic y, sobre todo, The BZC) y que quedan muy bien en el álbum. Tal vez cinco haya sido demasiado, sí, pero en realidad es bastante coherente con el modelo de grupo y con este trabajo fruto del confinamiento.

Eso sí, en los 7 cortes con voz, nos encontramos un auténtico trabajazo. Las guitarras jangle nos hablan claramente de The Reds, Pinks & Purples, pero esa voz y ese ritmo nos recuerdan fundamentalmente a Woods

Canciones como Not so bad, Saturates the Eye o Gone, son de lo mejorcito del disco y tienen un poso de jangle-pop setentero que recuerda a The Byrds. Eso sí, Painted Shrines no esconden los dientes y se atreven a algo poco habitual en estos discos, incluir guitarrazos sucios, pedales y ruido y así nos encontramos cortes como Fool con ese ruido de fondo, Painted Shrines o la increíble Heaven and Holy, que tienen un corazón pop entre dentalladas de suciedad. Una mezcla exiquisita.

Supongo que entre los temas instrumentales y los guitarrazos sucios no será un álbum que triunfe entre el gran público, que se contenta con canciones amables y pocos experimentos. Sin embargo, estamos ante un disco sobresaliente y donde Painted Shrines nos ofrecen una gran lección musical y vital de cómo afrontar estos tiempos tan difíciles. 

jueves, 11 de marzo de 2021

Flyying Colours

 

La verdad es que, últimamente, la escena indie-pop de Melbourne nos está dando unas muy gratas sorpresas (Girlatones, Go Get Mum, Pop Filter o Rolling Blackouts Coastal Fever) aunque este álbum, Fantasy Country, de Flyying Colours se sale un poco del indie-pop y las guitarras jangle y bebe más del dream-pop y el shoegaze de inicios de los 90, algo que, cuando está bien hecho, se sigue agradeciendo.

De hecho, Fantasy Country, tiene solo 8 cortes (¿para qué más?) y son todos de lo más acertados. Las capas de guitarras y los teclados atmosféricos nos recuerdan al shoegaze de grupos como Slowdive, pero al mismo tiempo, las guitarras que rugen, nos traen a la mente a grupos como Ride o los The Jesus & Mary Chain más dreamy. Canciones como OK, Goodtimes o It's real son un buen ejemplo de ello.

Sin embargo, las canciones que más sobresalen son aquellas en las que pisan el acelerador un poco y nos dejan cortes de indie-rock con aires dream-pop al más puro estilo The Pains of Being Pure At Heart. Ahí aparece la tremenda Big Mess, que con toda justicia, debería meterse en todas las recopilaciones de lo mejor del año.

Incluso les sale bien la jugada cuando a sus capas de ruido le meten guitarras psicodélicas (aquí es cuando más recuerdan a Ride) como hacen en White Knuckles, Boarding Pass o This One, que son un buen pepinazo y que tienen que ser una maravilla en directo. Ojalá vuelvan pronto los conciertos.

Flyying Colours han sorprendido con un trabajo de muchísima calidad y con muy buenas canciones. Play It Loud!!!

lunes, 8 de marzo de 2021

Julien Baker

Feliz 8 de marzo a todas/os. Hoy, y todos los días, debemos mantener las reivindicaciones feministas para poder ejercer como sociedad una igualdad real y efectiva. La desigualdad de género sigue siendo muy grande y, pese a que este año no salgamos a la calle por pura responsabilidad sanitaria, no dejaremos de insistir en que es necesario afrontar esta lucha social que es necesaria, absolutamente justa y afecta al 50% de nuestra sociedad. Nada menos.

Y, aunque en el blog, jamás se me ha ocurrido hacer distinciones musicales entre hombres y mujeres, básicamente porque cuando hablamos de creatividad y talento NO EXISTE ninguna diferencia, hoy sí que he querido traer el álbum de Julien Baker en este día.

A Julien Baker la conocimos con su proyecto de boygenius hace un par de años. Aunque soy sincero que tampoco es que yo sea especialmente un seguidor de ellas. De hecho, voy más allá este genial Little Oblivions de Julien Baker no me ha entrado ni mucho menos a la primera y me ha costado mucho hacerme con el disco. Aunque, a día de hoy, reconozco que es un gran trabajo.

El pop de guitarras acústicas y sencillos arreglos, ha cambiado en este Little Oblivions por una música pausada pero mucho más épica. Donde los sonidos lentos siguen predominando pero los instrumentos van ganando peso y dotando a sus canciones de una fuerza enorme como sucede en la genial Ringside, en las más contenidas Repeat o Faith Healer o, incluso,  en la apertura más sintética que es Hardline, que son algunos de los mejores cortes del álbum y donde Baker se acerca más a la épica de grupos como The National. Creo que esta es la faceta donde más acertada está.

Eso sí, tampoco desentonan los cortes más lentos y sencillos. Quizás, como son muy lentos y tienen menos fuerza, hace que el disco sea muy plano y algunas buenas canciones pasen desapercibidas. Por ejemplo en temas como Heatwave, Highlight Reel o Crying Wolf la música de Julien Baker se acerca más al pop que hacía Waxahatchee en su último disco.

Es cierto que, como he dicho, hay que pillarle el punto a sus canciones, pero cuando lo haces te das cuenta que nos encontramos ante un gran álbum.

jueves, 4 de marzo de 2021

Fritz

 

En los últimos días he descubierto un par de bandas australianas de lo más interesantes, especialmente porque tiran de guitarras potentes y un poco de suciedad, alejándose un poco (no del todo) del indie-pop que suele predominar en esa zona del planeta. Por un lado Flyying Colours, que se acercan más al shoegaze y, por otro, el proyecto de Tilly Murphy, Fritz, la compositora de Newcastle (Australia) que comento hoy y que se va más hacia el indie-pop guitarrero.

Pastel es el último trabajo de Fritz, y menudo álbum, la verdad. Su pop con aires noise y dreamy es una auténtica maravilla y me ha recordado mucho, en algunos cortes, a esos dos discos maravillosos de los canadienses Alvvays. De hecho, hay cortes, que por la voz y por las guitarras me recuerda mucho a esta banda como sucede con Sweetie, Ghost Poke, Jan 1 o Pastel, que para mí son de las mejores canciones del disco. O por lo menos, los cortes donde están más acertados.

Pero también hay margen para la velocidad cercana al punk-pop como hacen en las tremendas She's gonna hate me o Gracie, forgive me, que bien podrían ser un tema de los indonesios Say Sue Me por esas guitarras frenéticas o los cortes más punks de Best Coast, pero tiene un toque interesante con los sintetizadores en el estribillo que nos recuerdan al punk-pop juguetón de Helen Love o Axolotes Mexicanos. Incluso se ponen serios y obscuros, bajando la velocidad en cortes más dream-pop como en la genial Arrow o en la más esquiva Die Happily. También se ponen felices y surferos en cortes geniales como la muy pop U keep me alive, a la que creo que le sobra un poco el vocoder, porque sería un tema muy destacado.

En definitiva, este Pastel de los australianos Fritz es una auténtica sorpresa y un álbum muy divertido y de gran calidad en su propuesta porque sin alejarse del indie-pop lo hacen con fuerza y garra con esas guitarras ruidosas que meten.