miércoles, 21 de diciembre de 2022

Depresión Sonora

El otro día antes del concierto de La Paloma comentábamos la aparición de una serie de discos españoles este año que habían tenido el post-punk ochentero de grupos como Parálisis Permanente o The Cure como referentes. Así tenemos a Margarita Quebrada (tal vez la opción más sintética), La URSS o este genial El arte de morir muy despacio de Depresión Sonora, que es el que a más me ha gustado.

Por supuesto, el post-punk como referente está en la mente de muchos grupos y destacar en este campo no es nada fácil. Depresión Sonora lo hacen acercándose mucho a las melodías más pop, de hecho esa tremenda Bienvenido al Caos me recuerda a las melodías de los rusos Motorama, aunque incluyendo coros, más guitarras eléctrica o teclados pop.

Ese es, precisamente, el punto fuerte de este álbum de Depresión Sonora. Saben mezclar con éxito canciones obscuras y casi recitadas como Te mientas a ti mismo para ser feliz, Fumando en mi funeral o Veo tan dentro, con otras donde las melodías pop ponen algo de claridad a sus reflexiones: Dónde están mis amigos, la volcánica Voy a explotar o la final Como todo el mundo. Y en la perfecta conjunción entre ambas facetas nos encontramos la que, para mí, es la mejor canción de este trabajo: Dos adolescentes y su primer amor. Una melodía de corazón pop, que podría haber firmado Christina Rosenvinge, sumado una base obscura y la justa medida de guitarras y teclados al más puro estilo New Order.

Como decía, muchos grupos tienen estos sonidos como referencia y en los últimos años hemos tenido buenos discos de Trajano, Fantasmamidi o La Plata. Pero esta nueva hornada viene fuerte y con canciones muy bien hechas.

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