Cut Worms es el título homónimo para este segundo trabajo de Max Clarke, el artista afincado en Brooklyn, y que ya nos sorprendió hace tres de años con aquella maravilla titulada Nobody Lives Here Anymore.
Aunque, canciones como Take it and Smile, Living Inside o Ballad of Texas King siguen sonando plenamente a los años 70 de John Lennon (a mí su voz y sus pianos me recuerdan mucho), es cierto que en este disco, Cut Worms despliega sonidos algo menos cercanos al folk americano y toma influencias sesenteras de la música northern soul, como en la final Too Bad, y el surf-pop. Ahí tenemos cortes más movidos como la inicial Don't Fade Out, Let's go out on the town o la muy Beach Boys, I'll never make it.
De hecho, otra de las influencias que aparecía mucho en el anterior trabajo y que, ahora, encontramos menos, es ese rock and roll de los 50, rollo The Everly Brothers, y que sigue estando presente en cortes tranquilos como Is it Magic?
Una de las grandes diferencias, y que le ha sentado genial, es una producción más profesional y cuidada en este álbum. De hecho, en su debut, metió 17 canciones, en este segundo trabajo solo ha incluido 9 cortes para hacer un trabajo más redondo y coherente. En realidad, también es más fácil de escuchar para el gran público y le puede abrir muchas puertas en ventas y festivales. Ojalá triunfe, de verdad, porque me parece un músico excelente y con mucho talento y espero que le vaya genial y venda mucho.
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