El pasado 9 de octubre, como el que no quiere la cosa, me bajé el disco de Cut Worms. El artista de Brookyn publicaba Nobody lives here anymore y la verdad es que yo no lo conocía mucho, pero confié en las buenas críticas de blogs que sigo como Don't Eat the yellow snow.
Por aquellas fechas, con el curso recién comenzado, con la pandemia en el punto álgido de la segunda ola en número de contagios y con los líos del concurso de plazas (que espero acaben ya la semana que viene), no le presté mucha atención a este álbum. Lo escuché un par de veces, pero no me entraba: 17 canciones son muchas y, para colmo, bastante largas. El estilo entre el indie-pop y el folk de aires country no me llamó demasiado la atención y lo dejé pasar sin pena ni gloria por mis oídos.
Craso error. Desde hace un par de semanas se ha acabado por convertir en mi disco de cabecera. Es buenísimo y tiene un poco de todo. Un eclecticismo que Cut Worms lleva al máximo exponente de forma elegante, pausada y con muchísimo talento. Además, me ayuda y me relaja en estos días que voy de cabeza, así que le voy a estar agradecido durante mucho tiempo y le dejo a deber una cerveza cuando quiera venir a cobrársela a España.
Nobody Lives here anymore fue redescubierto gracias al vídeo de Veterans' Day, que salió hace un par de semanas y que es una auténtica maravilla (tanto vídeo, como canción). La verdad es yo la canción no recordaba ni haberla escuchado, pero es lo que tiene que Cut Worms haya metido el mejor corte del disco en un discretísimo 7º lugar del álbum.
Musicalmente el disco de Cut Worms es una pequeña montaña rusa, que a cualquiera le saldría mal, de nos ser por el enorme talento que el neoyorquino tiene. Lo que más abunda es un indie-pop de aire folk, donde las guitarras y los arreglos de piano y viento conforman grandes canciones que a mí me recuerdan al mejor Father John Misty. Ahí tenemos cortes geniales como Unnatural Disaster, Looks like rain, A love so fine, I won't get It Right o Last word to a refugee que, tal vez sea, otro de los grandes cortes de este disco y donde, por primera vez, la voz de Cut Worms nos trae a la mente al John Lennon de Jealous Guy.
De hecho, la presencia de Lennon como referencia es una constante durante todo el disco, como ocurre en Walk with me, aunque llega a su punto culminante en Veterans' Day, la mejor canción de este disco y, en mi opinión una de las mejores de todo el año.
Pero, dentro de ese aire a indie y folk que destila con melancolía y talento, hay otros muchos matices y referencias a la música de guitarras de los 60, como las guitarras de aires rockabilly que inician el álbum en The Heat is On y que recuerda a una de esas canciones de Roy Orbison pero donde incluso caben unos coros a lo Beach Boys que son una delicia. También encontramos cortes como Sold my soul donde se acerca un poco más al Bob Dylan del Highway 61 revisited incluyendo unas slide-guitars muy americanas. Estos continuos guiños a la década de los sesenta tienen uno de los mejores exponente en All the Roads, un corte que podríamos meter en cualquier disco de Buddy Holly sin pestañear o con referencias al Doo-Wop en cortes como Baby Come On.
Definitivamente, Cut Worms ha hecho un disco completísimo y coherente. Suena genial e incluye un gran número de referencias sesenteras, indie y folk, que hará que desempolves tus vaqueros y botas tejanas para estas navidades.
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