miércoles, 19 de octubre de 2022

Titus Andronicus

En este blog siempre hemos (en realidad, solo escribo yo) sentido admiración por Patrick Stickles y su banda Titus Andronicus. Cuando en 2008 lanzaron su álbum debut fue un soplo de aire fresco para el punk. En 2010 lanzaron su obra cumbre (en mi opinión) The Monitor un disco conceptual sobre la guerra civil americana. Una osadía en la que encajaban a la perfección todas las piezas. Después ya los trabajos han ido teniendo altibajos, pero eso sí, siempre se pueden rescatar unas cuantas buenas canciones en todos sus discos.

Es cierto que su anterior trabajo, An obelisk de 2019, ya fue un esfuerzo destacado y que me gustó bastante. De hecho, me pasa lo mismo con este nuevo The Will to Live de 2022. Quizás, Titus Andronicus hayan decidido abandonar definitivamente los preceptos del punk y se hayan abrazado a los sonidos de rock duro y música americana. Es algo que ya habíamos oído en algunas canciones de sus discos anteriores, pero que ahora se ha hecho presente en todo el álbum.

Es un camino que ya siguió otra banda de garage-punk neoyorquina, The Men, que tras un par de discos potentísimos, tiraron hacia sonidos más cercanos al rock tradicional.

My mother is going to kill me, la instrumental que abre el disco, ya nos adelanta ese nuevo sendero. Y es algo que veremos repetirse en cortes como esas geniales I can not be satisfied, An Anomaly o All through the night donde los pianos, los saxofones y los acordes rock nos llevan hacia grupos como The Rolling Stones o The Black Crowes.

Eso sí, para mí, sus cortes más destacados son aquellos donde las guitarras punks más potentes y las melodías se dan la mano para crear himnos atemporales. (I'm) Screwed quizás sea lo más destacado de este disco porque realmente une a la perfección el rock, el punk y una melodía pop que te engancha. Algo similar sucede con la tremenda Give me Grief donde su compañero Eric Harm también pone voz, o con la más garagera Baby Crazy que, con ese torrente de de estrofa y estribillo todo seguido, recuerda un poco más a sus primeros trabajos. 

Aunque, mención a parte, el pepinazo oficial de este álbum es esa versión de We're coming back que los londinenses Cock Sparrer incluyeron en su disco debut Shock Troops de 1982. Sinceramente, 40 años después esta canción todavía me hace levantarme de la silla y cantar a pleno pulmón.

En 12 cortes la verdad es que les da tiempo a meter algunos cortes más obscuros y esquivos, como la hardcore punk Dead Meat o la más smithesca Bridge and tunnel. Aún así, el disco queda equilibrado y los sonidos rock es lo que más pesa en la producción de este trabajo.

Titus Andronicus está volviendo por sus fueros con los últimos discos. Encontrando nuevos caminos pero sin abandonar su lado punk, que es lo que más me gusta de ellos.

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