martes, 1 de octubre de 2024

Nick Cave & The Bad Seeds

La verdad es que me hubiera gustado comentar este disco algunas semanas antes, cuando salió en septiembre, pero nos hemos metido en octubre y por fin encuentro tiempo para hablar de él: Wild God de Nick Cave & The Bad Seeds.

Es el 18º álbum del artista australiano y no es el primero que hace tras recibir un duro golpe vital. En 2015 perdió a su hijo, y en los dos últimos años ha perdido a su otro hijo y a su ex-novia y compañera de banda, Anita Lane. Ya os podéis imaginar su situación tras esto, pero lejos de la normal tristeza y melancolía, sus sentimientos han ido reponiéndose y viendo la luz de la esperanza. Tanto es así que a través de su web empezó a dirigirse a sus fans para reconfortarlos y ofrecer fe y esperanza. Y de eso va Wild God.

Sí, Wild God es un dios loco que igual te da que te arrebata lo que más quieres y, sin embargo, a ti te toca seguir aquí con tu vida como si fuera lo normal. El disco se abre de manera sobresaliente con Song of the Lake, una maravillosa canción donde en seguida observamos dos características que se repetirán en el álbum: los coros que ofrecen luz y épica a sus canciones y, por supuesto, la sombría voz barítona de Nick Cave que parece convertirse en un predicador en medio del desierto pregonando la fe y la esperanza.

De eso van canciones maravillosas como Joy (donde repite constantemente el concepto de alegría) o O wow O wow (how wonderful she is) dedicada a Anita. Los pianos vertebran el disco, aunque la instrumentalización etérea y lejana le da cierto toque de irrealidad, misterio y magicismo.

Así, en esa bruma de magia nos encontramos su faceta de predicador de la esperanza. Así aparecen las más oscuras Frogs o ese teclado irreal de Final Rescue Attemp, pero también las más luminosas y pop Wild God, que bien podría ser un corte de Lou Reed o la Velvet Underground o,la preciosa, Long Dark Night basada en el poema La noche oscura del alma de San Juan de la Cruz.

No sé cómo se repone uno de tanto golpe, pero desde luego Nick Cave lo ha hecho de forma sobresaliente, poniendo su alma en bandeja y sacando toda la bondad que le quedaba dentro para acabar un álbum de esos que te reconcilia con la vida.

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