Aunque la mayoría de cortes son, como casi siempre, cortos y directos. En este álbum, Marcelo Criminal, juega un poco con su sonido. Por supuesto, la guitarra sigue siendo la protagonista y canciones como Lotería y apuestas del Estado, Nueva Sinceridad, la genial Café de Máquina que, precisamente dedica a la Biblioteca Nebrija que da nombre a este blog (y que será nuestro nuevo himno oficial), Canción para llorar o El Corte Inglés nos siguen recordando a autores como Daniel Johnston y la sencillez de un indie-pop cotidiano y visceral.
Eso sí, aunque siempre han estado ahí, los teclados ganan algo de protagonismo en este disco. Desde las más oscuras Pudo ser campeón mundial de sudokus, Renovarse o Morir y Cómo negociar en Qatar, que me han recordado a los últimos trabajos de Él Mató a Un Policía Motorizado, hasta las más luminosas, Me quedé encerrado (en el baño del psicoanalista), Himno de la Av. Juan Carlos I, Otra noche más o Qué hacemos luego, aunque sus letras sean de todo menos alegres.
Cuando las guitarras eléctricas, la ironía y los coros se funden llegan los momentos estelares de este disco. Miedo a salir de noche es, desde ya, una de las canciones del año y, junto a Bromazepan, nos dejan los momentos más Comet Gain de este trabajo. Entre los grandes éxitos de este disco también encontramos la colaboración con Nacho Vegas, El día que murió Pedro Sánchez, y que suena tanto al asturiano.
Ya os podéis imaginar que en veintidós canciones hay un poco de todo pero, siempre sonando a Marcelo Criminal, a pop cotidiano, sencillo con canciones que le salen de dentro. Una maravilla que, en realidad, se suma a sus trabajos anteriores que también son de lo más interesante.
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