Por cosas de la vida, ayer me crucé con este maravilloso artículo de Carlos Pérez de Ziriza para la revista digital El Hype con los mejores trabajos de power-pop que han salido este año en su opinión. Son 10 recomendaciones, absolutamente geniales todas. Yo solo había escuchado el álbum de The Speedways, el cuarteto de Londres, que me encantaron con ese single increíble que es Kisses are history, las otras 9 referencias no las había escuchado y es que, aunque me encanta el power-pop es difícil encontrarse por los blogs de música independiente con estos discos y, por supuesto, la prensa o revistas de música generalistas no le prestan ni la menor atención a este género que lleva sacando grandes canciones desde los años 70.
El álbum que, desde ayer, me tiene absorbido por completo es el The Scenic Route de los escoceses Dropkick que ha editado Bobo Integral desde Madrid. Andrew Taylor, el genio detrás de los más de 15 años que lleva la banda por las carreteras, ha estado especialmente inspirado en este trabajo y es que recoge prácticamente todas las influencias que ha tenido esta banda de power-pop.
The Scenic Route no baja el pistón de principio a fin. Son 10 canciones redondas, perfectamente producidas y con la duración exacta de lo que debería ser un elepé. Fallos técnicos no busquéis en Dropkick, una banda tan sólida y con tanta experiencia no patina en eso, ni tampoco va a fingir a estas alturas extravagancias para ganarse unas líneas en la NME. De entrada, la mejor canción, en mi opinión, de este trabajo Feeling never goes away. Un tema impresionante de power-pop con ecos de sus paisanos Teenage Fanclub, donde ni pisan el freno, ni tampoco en exceso el acelerador: but ... I'm alive today. I hope this feeling never goes away. Algo parecido hacen en cortes de muchos kilates como For too long, Tomorrow, Disappearing (ese teclado impresionante) o en la genial I'm over you, Goodbay, donde las guitarras jangle se imponen y resuenan melodías de The Byrds o el último trabajo de los también escoceses U.S. Highball.
Por supuesto, Dropkick saben cómo hacer una buena balada pop. Sin despeinarse. Y que encajen perfectamente en el álbum, como les pasa como ese final lentorro con Broken from the start y You'll always be there o las más jangle Catching on, Home Early o A matter of time donde las guitarras acústicas dirigen el cotarro como en los trabajos de Tony Molina, The Reds Pinks and Purples o Withered Hand.
Salió en febrero pero, se me pasó por completo hasta ahora. Eso sí, nunca es tarde si la dicha es buena para reencontrarse con uno de esos discos que, cuando lo oyes, tienes la impresión que se van a quedar mucho tiempo contigo. Bravo Dropkick.
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