De entre todas las bandas de indie-pop de los ochenta, destacan muy poderosamente aquellas que surgieron desde el sello Flying Nun en Nueva Zelanda. En principio, el sello surgió para editar la música de Christchurch, aunque rápidamente empezaron a grabar también a las que procedían de Dunedin y que le valió a ese elegante indie-pop la etiqueta de "Dunedin Sound" o "Kiwi-rock".
Dos bandas son las que han tenido mayor recorrido comercial e influencia: The Clean y The Chills. No, sin mérito, porque son dos grupos increíbles y con una discografía extensa y consistente. Lo que se me escapa es por qué hay otros, al menos de la misma calidad y coherencia, que han quedado en un segundo plano y ahí destaco otras bandas como The Bats, Look blue Go purple o The Verlains. Todas ellas buenísimas.
The Bats siempre han sido una debilidad para mí desde que los conocí hará unos 10 años, en 2009 con un EP que editó Slumberland. Al poco tiempo sacaron uno de los mejores discos de indie-pop de la década, Free all monsters, y desde entonces comencé a escarbar en su primera discografía que apenas conocía y descubrí un grupo de unas dimensiones enormes.
Aunque están en activo desde 1987, tuvieron un receso de una década (95-05), pero desde que retomaron The Bats, ya van 5 discos los que han sacado con temas nuevos que se suman a los 5 que había sacado previamente. Bueno, miento, el quinto disco de esta segunda etapa saldrá este otoño a través de Flying Nun (con la que han editado casi toda su obra) y se titulará Foothills.
De momento, hoy han sacado el primer adelanto de este trabajo, Another Door, y donde retoman esta versión más calmada de ellos mismos que destaca en todos los trabajos recientes que han sacado como en los casos de The Chills o Close Lobsters, eso sí, no se olvidan de dar el peso necesario a las guitarras que, en esta ocasión, suenan algo distorsionadas y sucias. Una maravilla.
Estoy ya deseando que salga el nuevo álbum de estas leyendas de la música que son The Bats.
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